En pleno S.XXI…

Casi veinte años le hemos agotado ya a este Siglo XXI, al que quizás las próximas generaciones den en llamarlo «el siglo de las TIC«, por la influencia que éstas están teniendo en el devenir de numerosos acontecimientos que ya son historia de la humanidad y que han revolucionado nuestra forma de vivir y de relacionarnos socialmente.

Hoy, diecinueve años después de aquellas campanadas que daban paso al año 2000, miramos con nostalgia al cambio del siglo y nos da vergüenza reconocer que tuvimos cierto temor a que los electrodomésticos se volviesen locos, nos amputasen alguna extremidad en un momento dado por aproximación, los aviones, entre otros objetos, comenzasen a caer del cielo por fallos en sus sistemas internos y así, un sinfín de acontecimientos apocalípticos que se bautizó como «efecto 2.000» del que todos los medios hablaron durante meses y que parecía estar destinado a destruirnos como humanidad.

Sin ir más lejos, el gasto público en España por este concepto rondó los 420 millones de euros del total de los 900 millones de euros que se gastaron en total en el país, una cifra que se alejó de los 93.379 que invirtió Estados Unidos para prevenir el efecto 2000, que a nivel mundial provocó un gasto de 214.634 millones de euros.

Aquellas doce uvas nos cambiaron para siempre. Con el estreno de siglo y casi sin darnos cuenta, dimos paso a una nueva era donde la tecnología iba a abrirse paso con mayor velocidad, los coches iban a dejar de tener ángulos rectos en su carrocería y como siempre hemos sido, la humanidad iba a convertirse en la gran amenaza de destrucción del planeta para las próximas generaciones.

Echando la vista atrás, la sociedad también ha cambiado bastante desde entonces. Aquella generación de chicas adolescentes han llegado al 2019 siendo mujeres con un gran futuro por delante. Han demostrado que los techos de cristal hoy son más frágiles que nunca. Han permitido hablar de la igualdad real de oportunidades desde su propio ejemplo, demostrando que son capaces, que tienen talento y están preparadas para afrontar cualquier reto que se les plantee por delante.

Pese al ejemplo que mujeres como las españolas desprenden en todo el mundo, son muchas las que siguen estando sometidas a leyes ancladas en la mentalidad patriarcal, a la radicalidad con la que les enfoca la religión y a la falta de evolución moral por parte de muchas de las sociedades en las que se desarrollan.

Esta misma semana hemos podido leer a través de los medios internacionales que un fiscal iraní ha prohibido el uso de las bicicletas por parte de las mujeres, por ser, ha dicho: «un acto pecaminoso», basando su planteamiento en «las fetuas de los eruditos religiosos y en la ley», declaró a la Agencia de Noticias de la República Islámica (IRNA).

Pero no son el único ejemplo de la involución que las mujeres siguen padeciendo en el mundo.

El pasado 16 de enero, Arabia Saudí acogió la final de la Supercopa italiana, disputada entre el Milán y la Juventus de Cristiano Ronaldo. El partido generó mucha expectación, pero también muchas críticas. Durante semanas se denunció que a dicho encuentro las mujeres no iban a poder ir solas y si acudían al estadio, acompañadas de un hombre en todo caso, ocuparían los lugares con peor visibilidad. Una oportunidad del mundo occidental para sembrar cátedra de valores, que se desperdició en favor de los millones que los implicados se llevaron como «premio» por respaldar semejante escándalo.

Sin embargo, todavía hay datos que deben hacernos sonrojar y hacernos reflexionar como sociedad global. Es inconcebible que en pleno siglo XXI sigamos viendo que muchos países siguen viendo a la mujer como un ser inferior, con menos derechos, como un simple objeto.

DATOS DE LA VERGÜENZA

4 de cada 10 países no reconocen el derecho a la propiedad de las mujeres

El 40% de las economías mundiales tiene restricciones para que las mujeres lleguen a ser propietarias de una vivienda o un negocio. En algunos de estos países el derecho a herencia de la mujer también es discriminatorio respecto a los hombres. ¿En qué se basan?

En 21 países no existe legislación sobre violencia de género

En muchos países del mundo la violencia de género no queda contemplada en ninguna legislación. En algunos, en casos como el adulterio, la violencia queda justificada.

Uno de cada tres países restringen el pasaporte a las mujeres

Casi un 1/3 de países prohíbe la libre circulación de mujeres, lo que les impide elegir con libertad dónde quieren llevar a cabo sus proyectos de vida. Para trabajar fuera de casa, 18 países obligan a las mujeres tener permiso de trabajo y en 17 de ellos lo necesitan para salir de sus hogares sin acompañamiento.

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