El mundo rural acoge el 20% de la población mundial y ocupa un 80% del territorio. En España el porcentaje aumenta, siendo el 24% de la población la que vive en algo más del 80% del territorio.
En términos reales, esto implica que casi cinco millones de mujeres viven en este ámbito, lo que representa el 15% de la población española.
Históricamente el trabajo de las mujeres rurales ha sido poco reconocido y valorado a pesar de saber que este trabajo ha estado lleno de esfuerzo, sacrificio, excelencia y saber hacer, con las limitaciones y penosidades que el medio rural ofrecía al trabajo femenino.
Como consecuencia de esta realidad, se está produciendo un envejecimiento de la población del medio rural que pone en entredicho el futuro del sector rural y agrario y potencia la despoblación.
La sociedad necesita de mujeres valientes y emprendedoras en el medio rural porque sin las mujeres, lo miremos como lo miremos, no será posible el desarrollo rural ni la lucha contra el despoblamiento o lo que ahora llaman la España vaciada.
No es una cuestión de modas, ni de ambiciosos programas políticos como la Agenda 2030 y los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU con un enfoque mundial a través de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.
Las mujeres, nuestras abuelas, madres y esposas siempre han estado ahí, al pie del cañón, al servicio de la familia, del pueblo, de la sociedad rural y han sido las responsables de los grandes cambios y avances sociales que ha tenido la España rural. Es un mérito que en justicia y en honor a la verdad debemos de reconocerlo siempre, y no solo ahora por una cuestión de moda o por lo de políticamente correcto.
Las mujeres rurales deben continuar siendo agentes clave para conseguir los cambios económicos, ambientales y sociales necesarios para el desarrollo sostenible. Garantizar el empoderamiento de la mujer rural no sólo es fundamental para el bienestar y la sostenibilidad de las comunidades rurales, sino también para la sociedad “urbanita” que, en ocasiones, mira con desdén a todo lo rural… Salvo cuando salen el fin de semana para ver “lo bonito que es el campo”.
Víctor Yuste
Director de Foro Interalimentario