María Rosas, gerente de Setacor: “Me siento superemprendedora”

María Rosas Alcántara, gerente de Setacor

Salir de los pueblos para buscar oportunidades laborales en las ciudades suele ser la tónica habitual, pero hay excepciones que hacen el viaje a la inversa. María Rosas Alcántara dejó su ciudad, Córdoba, para trasladarse al medio rural y desarrollar en Villafranca de Córdoba, de poco más de 4.000 habitantes, su proyecto laboral, personal y familiar.

Setacor es una apuesta firme por el cultivo ecológico de setas, a partir de un sustrato único en el mundo creado por María. Además de hacer llegar al cliente final los productos gourmets que elabora, también gestiona cursos de cultivo de hongos donde comparte, en Champy Academy, los conocimientos que ha adquirido a lo largo de este tiempo.

“Llevo 21 años con la empresa y me siento como si estuviera empezando”, cuenta a AFAMMER esta mujer emprendedora que apostó por la micología cuando en España apenas había información. Ella es fuente de sabiduría en esta rama y un ejemplo de que con trabajo, constancia y superación el éxito llega.

“Como muchas mujeres, tengo problemas de conciliación y por eso me levanto muy temprano”, nos explica María Rosas cuando nos atiende, pues también tiene el plus añadido de tener que conciliar el trabajo con el cuidado de sus hijos, de 7 y 11 años.

María Rosas Alcántara, gerente de Setacor

 

  • ¿Cómo era tu vida antes de fundar Setacor?

Antes de fundar Setacor, en el 2000, era una estudiante de Biología, especializada en Botánica, que vivía con mis padres en Córdoba. Luego, me trasladé a Villafranca de Córdoba para montar la empresa. Fue un poco de casualidad porque yo estaba buscando un pequeño terreno donde poder segregar legalmente una parcela, escriturarla y construir una nave allí. Localicé un terreno en la vega de Villafranca, muy bien ubicado por tema de logística. Son cosas que con 22 años, cuando empecé, no valoraba pero que luego han sido cruciales para el buen funcionamiento de la empresa, el tener una buena conexión con la autovía.

Otra cosa fundamental es que yo tengo un pozo legal, con 7 metros de profundidad, de aguas permanentes. Obviamente, es el nivel freático del Guadalquivir y no me ha faltado agua nunca. Es muy valioso. Gracias a Dios tengo agua, pero soy muy consciente de que es un recurso limitado y que se debe hacer un uso de ella lo más eficaz posible. También tengo que decir que en mi nave, de 500 metros cuadrados, gasto menos agua que en mi casa.

 

Fueron unos inicios muy curiosos porque mi familia nunca fue emprendedora, empresaria o agricultora, pero a mí me gustó muchísimo el tema y me puse manos a la obra. Yo soy una investigadora frustrada, porque me gusta mucho investigar, pero todos sabemos cómo está la investigación en España. Descubrí que la mejor manera de poder investigar era el emprendimiento, aunque fuera con recursos propios, pero teniendo la libertad de ir explorando nuevos caminos.

Además, el mundo de la micología es una ciencia muy reciente. Cuando yo empecé se cultivaba poco, pero 20 años después se cultivan unas 300 especies. Es una ciencia muy activa y viva, que está sumando especies, técnicas y sustratos nuevos cada día. Es muy dinámico todo.

Yo he desarrollado un sustrato único en el mundo que nadie se había planteado probarlo por el simple hecho de que aquí en Andalucía no había cultivos de setas, salvo alguno pequeñito. Nadie se había planteado este problema, el de comprar sustrato a cientos de kilómetros de distancia y cultivarlo sobre las hojas de los olivos de aquí, de Villafranca de Córdoba.

 

  • ¿Qué productos de Setacor la hacen ser una empresa única?

Estamos especializados, por sostenibilidad, en la venta, y ha sido una deriva lenta y con esfuerzo. Pero nos hemos especializado en la venta de setas deshidratadas de distintas especies. Nuestro objetivo es vender al consumidor final, a precios asequibles, setas que están dedicadas solamente al mundo muy gourmet y de estrella Michelin (como la seta rosa o la amarilla, que son muy desconocidas, la melena de león, las setas medicinales…)

Siempre vendemos las setas deshidratadas. Nuestra cosecha, conforme la recogemos diariamente la deshidratamos para conservarla, porque las setas tienen una vida muy corta. En tres días pueden estar ya bastante deterioradas, pero de esta manera (deshidratándolas) conseguimos que la caducidad sea de 5 años, por lo que no hay merma ninguna. No se desperdicia ni se tira nada.

 

  • ¿Con cuántas variedades de setas comenzaste y cuántas cultivas actualmente?

Durante los 10 primeros años de mi empresa cultivé la seta gris, la común, la que todo el mundo conoce, y me especialicé en distribución para hostelería de la zona de Córdoba. Pero la seta fresca tiene un ritmo de vida que, ahora mismo, por conciliación, no puedo o no quiero permitirme.

Desde hace 5 o 6 años, he cambiado todos los estilos de la empresa. Yo antes climatizaba artificialmente las salas para producir una especie. Ahora lo hago al revés. Cultivo diez especies según su temporada de fructificación, de tal manera que yo cultivo con las ventanas abiertas.

De electricidad gasto entre 40, 60 o 70 euros al mes, ¡menos que en mi casa! Y lo que hago es adaptarme al clima con la filosofía de la huerta. Hay tomates en verano y brócoli en invierno, pues hay setas de verano y setas de invierno. No necesitamos climatizar las salas. Vamos a cultivar según sus ritmos. Por ello, yo ahora cultivo diez especies, en lugar de una y cultivo también sobre hojas de olivo.

Hace 10 años nos metimos mi marido y yo en una hipoteca, porque hicimos la locura de comprar un olivar. Y ya que lo teníamos pues me propuse intentar cultivar sobre mis hojas de los olivos. Y yo, cuando llevo mi aceituna a la almazara de la cooperativa, me traigo de vuelta las hojitas y, mezcladas también con otros ingredientes, cultivo las setas. Cuando los sustratos ya no dan producción, lo devuelvo todo al olivar, como abono.

 

  • ¿Quiénes son vuestros principales clientes?

Cliente final. Vendemos a través de la web y de un grupo de consumo al que le tengo un cariño impresionante. Son profesores y becarios de la Universidad de Córdoba, que se han unido. Gracias a una maravillosa aplicación que se llama WhatsApp, tenemos un grupo donde compartimos recetas y anécdotas. Además, intento contar un poco el día a día para acercar las técnicas agrícolas que uso a la gente de ciudad, que a lo mejor no las conoce.

Los grupos de consumo me encantan porque es un tipo de consumo muy humano, muy cercano y muy vital.

 

  • ¿Cuál es el producto que más vendéis?

Pues ahora estamos desarrollando una línea que me encanta, volvemos a la creatividad e investigación, en este caso en la cocina, también aliada con chefs, no solo yo. Estoy desarrollando unas salsitas, porque mucha gente no sabe utilizar las setas aquí en España. Yo siempre digo que las setas deshidratadas hay que tratarlas como los garbanzos, la noche anterior en agua y ya está. Pero mucha gente no sabe. Entonces lo que hago es micromolerlas y le añado otras variedades.

Tengo hasta 100 semillas de hortícolas antiguas que he ido rescatando a lo largo de estos 20 años en mi huerta, que tiene 2500 metros cuadrados. Estoy deshidratando también tomates, cebollas o ajos, además de plantas aromáticas como el tomillo, que también añado a las salsitas.

Tengo una salsa de la que estoy muy orgullosa porque para los niños es súper divertida. Se basa en la seta rosa, que tiene la peculiaridad de que cuando la mueles es blanca porque su carne del interior es blanca, pero al añadir el agua en la sartén para la salsa, se transforma en un rosa tipo carmín. Entonces, si pones a cocinar a los niños, ven cómo cambia el color a tiempo real. Esto es también una manera de que coman hongos, que para la dieta y la nutrición es muy importante porque tienen todos los aminoácidos esenciales, vitaminas, minerales…

  • ¿Quiénes forman el equipo de Setacor?

El equipo, básicamente, soy yo. Mi marido es el típico cónyuge de una persona autónoma que sufre la situación (risas). Obviamente, ayuda bastante, pero el equipo se reduce a mí. Sí que es verdad que, en el día a día, hay una persona a media jornada que ayuda con las labores que son más repetitivas, pero Setacor es una empresa pequeña.

No he tenido la oportunidad ni he querido crecer de forma masiva. Valoro más la libertad, calidad de vida o la conciliación que, en general, ganar grandes cifras o contratar a 15 o 30 personas.

Siempre sería positivo generar riqueza en mi pueblo, obviamente, y en la medida de lo posible así lo intentamos, pero si va a ser a costa de mi vida, no.

 

  • ¿Cómo te ha ido a lo largo de este tiempo como mujer rural emprendedora?

Animo muchísimo a la gente, especialmente a las mujeres, a emprender en el medio rural. Si no son de allí, que vayan allí. No tiene nada que ver emprender en una gran ciudad a hacerlo en un pueblo. El apoyo institucional es muchísimo mayor, puedes hablar directamente con el alcalde, algo imposible en una ciudad, y al final los trámites son los mismos, obviamente, y la legislación hay que cumplirla.

Hay veces que, con la legislación, el problema que existe es el desconocimiento, y no solo por parte de los emprendedores también de los funcionarios, sobre todo en un tema tan raro como es la micología. Entonces, la posibilidad de poder dialogar cara a cara y en persona hace mucho.

Por otro lado, el precio de una nave industrial en un pueblo o una ciudad es muy diferente, tanto de compra como de alquiler, y el terreno igual.

Hay que apoyarse en las nuevas tecnologías, que son muy útiles, porque desde un pueblo puedes exportar tus productos a Hong Kong, por ejemplo, si quieres.

 

  • Por medio de redes sociales, ¿te llegan muchos clientes?

Aún no estamos exportando mucho, pero a nivel particular nos han comprado nuestros productos clientes de Francia, Bélgica,… Son clientes particulares, no empresas, que han contactado con nosotros vía redes sociales o por WhatsApp.

 

  • ¿Cuál es la razón por la que animas a las mujeres a emprender en las zonas rurales?

Una de ellas es porque creo que la conciliación se lleva muchísimo mejor siendo tu propia jefa. Se puede trabajar por objetivos, porque la eficacia va a ser la misma que si tuviéramos un horario muy concreto, de 8 a 15 en una oficina. Al final le vamos a poner la misma pasión o más porque estamos más motivadas al poder diseñar nuestros propios horarios. Y eso se valora mucho.

Ya no solo para quienes tenemos hijos, también para las personas que practican algún deporte concreto o tienen otras aficiones. Nuestro trabajo no se basa en la cantidad de horas que echamos sino en la eficacia, en los objetivos que tengamos.

 

  • ¿Qué planes de futuro inmediato tienes?

Muchísimos proyectos. Llevo 21 años con la empresa y tengo la sensación de estar empezando, sinceramente, porque como estamos abriendo nuevas líneas… Estoy explorando el mundo de las conservas, el deshidratado,… y me siento superemprendedora.

Quiero potenciar el tema de las salsas y el de la exportación. Acabamos de venir de Japón y hemos tenido un feedback bastante curioso, muy esperanzador, porque no íbamos con buenas vibraciones y ahora estamos expectantes por ver si cuaja.

Queremos explorar muchas opciones dentro del mundo agroalimentario y gourmet, de la gastronomía y de las hortalizas con el sabor de las antiguas hortalizas.

Estoy en un mundo apasionante porque, además, la Universidad de Sevilla ha contactado con nosotros para estudiar los beneficios de nuestras setas a partir de unos polisacáridos que estimulan nuestro sistema inmune, ayudándonos a combatir alergias porque modulan la respuesta del sistema inmune.

Son la puerta a muchas terapias que, a partir de nuestro propio sistema inmune, combate virus y enfermedades tan graves como el cáncer. Ahora todo está a nivel de investigación científica pero ya se están dando resultados muy interesantes.

 

  • ¿Algo más que quieras añadir?

Sí. Quiero decir que España está muy polarizada en la producción de setas con dos polos principales como son la zona de Cuenca y de La Rioja, con pueblecitos concretos, y el resto de España está desabastecida. Pequeños productores, que abastezcan a 50 km. a la redonda, eso tiene salida, porque la seta viaja muy mal. Aunque hoy en día hay camiones que llevan el producto de un sitio a otro a 500 kilómetros de distancia, que un restaurante pueda tener un producto de a pie, es muy valioso. Hacen falta productores en pequeñas zonas de las distintas comunidades autónomas que abastezcan a sus localidades.