La FAO apuesta por el paso a la bioenergía y por el futuro de los cultivos energéticos

Los precios del petróleo, cada vez más caros, y los problemas del medio ambiente están abriendo cada vez más el paso a la idea de una inversión de ruta en el panorama internacional para sustituir los combustibles fósiles con la bionergía renovable, observó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
«El abandono paulatino del petróleo ha empezado ya. Durante los próximos 15 a 20 años veremos como los biocarburantes cubrirán completamente el 25 por ciento de las necesidades de energía mundiales», observó Alexander Müller, nuevo Subdirector General de la FAO para el Departamento de Desarrollo Sostenible.

Los factores que impulsan un cambio tan trascendental del mercado de la energía mundial se deben a las dificultades ambientales -como el aumento del recalentamiento global y las prohibiciones del Protocolo de Kyoto de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de invernadero – y a una percepción creciente por parte de los gobiernos de los riesgos que conlleva la dependencia del petróleo.
«Cuando el petróleo cuesta más de 70 dólares por barril, la bionergía resulta más competitiva», dijo Müller y agregó que además «en la última década las cuestiones ambientales y los modelos de consumo de energía han servido de propulsores para que las formas más renovables de energía se incorporasen a los planes energéticos nacionales y se redujese la dependencia de los combustibles fósiles.»

El interés de la FAO en los sistemas de bioenergía deriva de las repercusiones positivas que los cultivos energéticos tendrían en las economías rurales y de las oportunidades que ofrecen a los países de bajos ingresos para diversificar sus fuentes de energía. «Como poco la introducción de la bioenergía significaría un nuevo brote de vida para productos como el azúcar cuyos precios internacionales han caído en picado» observó Gustavo Best, experto de la FAO en Coordinación de Energía.

Aproximadamente 1.5 millones de agricultores cultivan caña de azúcar destinada al combustible en Brasil. Pero «el combustible solar» puede elaborarse con una gran variedad de cultivos, como la soja, la palma de aceite, la remolacha y la semilla de colza.
Europa está muy por debajo de Brasil en la producción y consumo de bioetanol y los precios europeos son aproximadamente el doble de los brasileños. Pero la Unión Europea se ha fijado el objetivo de aumentar al ocho por ciento la cuota de biocarburantes utilizados en el transporte de aquí al 2015.
Sin embargo, si los precios del petróleo siguen siendo tan altos, las cosas podrían ser aún más rápidas. Según algunos estudios de la Unión Europea, con los biocarburantes cultivados en los terrenos de labranza disponibles se podría sustituir, a corto plazo, el 13 por ciento de combustibles a base de petróleo.
La gasolina se puede elaborar prácticamente con cualquier semilla oleaginosa. «De hecho, el primer motor diésel del mundo funcionó con aceite de cacahuete», recordó Best.

Europa es ya el productor más grande del mundo de biodiésel (que ahora se elabora con semillas de colza, soja o semillas de girasol) y el sector se expande con rapidez. «Lo interesante de la bioenergía es que la producción puede adaptarse al medio ambiente y a las necesidades de energía de las diversas naciones», afirmó Best quien añadió que «donde hay tierra, agricultores e interés, la bioenergía podría representar la mejor opción».