MARCO CONCEPTUAL:
Alcanzar la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas del mundo está en el centro de la Agenda 2030 y del Desarrollo Sostenible, que dedica su quinto objetivo a “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, y considera crucial la incorporación sistemática de una perspectiva de género en la implementación de la Agenda.
Han transcurrido 28 años desde la Conferencia de la Mujer en Beijing, en la que 189 estados miembros de Naciones Unidas adoptaron la Declaración de Beijing y la Plataforma de Acción con el objetivo de implementar una agenda que permitiese alcanzar y garantizar los derechos humanos de las mujeres y niñas. Así mismo, la Cuarta Conferencia de la Mujer supuso un hito en el objetivo de lograr la igualdad de género.
A pesar de los avances sociales conseguidos tras la Conferencia de Beijing, observamos como las mujeres y niñas rurales e indígenas de todos los países del mundo siguen sufriendo desigualdades y tienen menos oportunidades que las que tendrían si vivieran en zonas urbanas.
Por todo ello, es importante abordar, analizar y debatir sobre el liderazgo de las mujeres y niñas rurales y el gran reto de empoderarlas en sus comunidades como herramienta para alcanzar la igualdad real de oportunidades, que es la gran meta del s. XXI.
Las mujeres y las niñas son fundamentales para mantener vivas las zonas rurales, preservar los territorios y garantizar la seguridad alimentaria mundial. Sin embargo, están abandonando las zonas rurales en busca de más y mejores oportunidades y garantías de una vida digna, pero además, juegan un papel fundamental en el cumplimento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 pues la desigualdad de género sigue presente en todos los sectores de la vida pública y privada.
Esta es una realidad que debemos abordar de manera urgente, sabiendo que debemos trabajar para lograr el empoderamiento de las mujeres y niñas de estos territorios como punto de partida para lograr la igualdad en las zonas rurales.
Y para ello tenemos que fomentar el papel protagonista que desempeñan dentro de sus sociedades, impulsando su liderazgo, imprescindible para conseguir territorios rurales igualitarios y donde la mujer tenga un porvenir y que, a la vez, permitirá mantener la vida en los pueblos.
Es importante abordar los desafíos de las mujeres y niñas rurales de todo el mundo, que a pesar de sus diferencias comparten grandes desafíos comunes en su día a día – viven en un entorno donde las desigualdades son más evidentes y donde las oportunidades para su empoderamiento son escasas y su representación en la toma de decisiones sigue siendo muy baja -.
El empoderamiento y liderazgo de las mujeres y niñas rurales en el siglo XXI pasa por el acceso a la propiedad de la tierra, por el acceso igualitario y justo a la educación; al empleo; el acceso a puestos de poder y toma de decisiones; por condiciones de vida dignas para las zonas rurales; por el acceso a las nuevas tecnologías; por la conciliación y la corresponsabilidad.
Es fundamental además evitar el éxodo rural y dotar de servicios el medio rural para evitar que las mujeres jóvenes quieran abandonar las zonas rurales.
Es urgente que avancemos para lograrlo. En los últimos tiempos venimos observando como los discursos del miedo y del odio están cuestionando las políticas de igualdad y de género que llevan a cabo los países. Las mujeres del mundo y las organizaciones que las representamos hemos alzado la voz contra esos discursos y hemos avisado que no permitiremos ni un paso atrás en el reconocimiento de derechos humanos fundamentales de las mujeres basados en el respeto y la igualdad y que han permitido que muchas mujeres dejen de sufrir por el mero hecho de ser mujeres
El grave problema de la despoblación que afecta a cada vez más territorios rurales debe ser abordado de manera urgente por la comunidad internacional en busca de garantías de condiciones de vida en las zonas rurales que permitan un desarrollo sostenible, igualitario, respetuoso y equilibrado con el entorno.
Debemos buscar las raíces de los problemas que se plantean en muchas zonas de medio rural en políticas que causan graves desequilibrios para la población y para las mujeres y que además van ligadas a sistemas de producción no ligados a los territorios y poco respetuosos con los mismos.
Solo garantizando que progresamos en la aplicación de la Agenda 2030 y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, contando con la mujer como líder en su comunidad, podremos garantizar el futuro de las sociedades rurales.