Un año más nos encontramos a las puertas de la Navidad, unas fechas entrañables, llenas de alegría, ternura, solidaridad y esperanza en las que el espíritu de la
Navidad lo inunda todo y nos entra por todos los sentidos: las luces, la música, los olores y todos los elementos típicos de estas fechas nos envuelven y nos invaden irremediablemente y nos transforman.
Decía Harlam Milller, escritor e investigador norteamericano: “Ojalá pudiésemos meter el espíritu de la Navidad en jarros y abrir un jarro cada mes del año” y suscribo totalmente sus palabras porque estaría bien y sería muy positivo mantener ese espíritu durante todo el año y no sólo durante un par de semanas en las que parece que todo el mundo cambia y lo vemos todo de otro color, del color de la Navidad.
Tras estos últimos años, tremendamente difíciles y complicados a nivel económico, si comparamos todos los indicadores con estas mismas fechas de hace uno o dos años, tenemos motivos para alimentar la convicción de que lo peor ha pasado y que, después de mucho tiempo, ésta es la Navidad de la recuperación. Es verdad que todavía un poco lenta, pero que sigue creciendo de forma progresiva y se va asentando en la economía española, que se ha convertido en un ejemplo sobre cómo superar la crisis no sólo en Europa sino en todo el mundo.
A pesar de ello, no podemos olvidar en estos días que todavía hay demasiadas personas que a pesar de que la economía ha iniciado su recuperación lo están pasando mal cuyo deseo en estos días tan señalados es tener un puesto de trabajo. Pero la Navidad es esperanza y la esperanza es lo que nos debe mover a seguir afrontando el día a día con la ilusión y la confianza de que las cosas no sólo pueden cambiar sino que poco a poco están cambiando y van a seguir haciéndolo, y que los cambios van a ser a mejor.
En esta Navidad, por primera vez en los últimos años desde el inicio de la crisis, ha habido grandes superficies comerciales que han contratado personal en estas fechas, algo que no habían hecho en las últimas campañas navideñas; muchos establecimientos hosteleros han experimentado un incremento notable en las reservas para celebrar comidas y cenas de Navidad, el consumo ha subido… Son datos que confirman que poco a poco hay movimientos esperanzadores, que no se producían en los últimos años y que constatan que le economía va mejorando.
Hablando de consumo, no puedo desaprovechar la ocasión de animaros a todos a que en estos días en los que compartimos mantel con la familia, con los amigos, con todos aquellos a quienes queremos, pongamos sobre la mesa productos de nuestra tierra, de Castilla-La Mancha.
Nuestra región es rica en una gran variedad de productos de la más alta calidad y de la mejor relación calidad-precio: nuestros vinos, nuestros quesos, nuestro cordero, nuestros mazapanes y turrones, nuestra miel y tantos y tantos otros productos cultivados y elaborados con mucho mimo y cariño por nuestros agricultores, nuestros ganaderos y por nuestras industrias agroalimentarias, reconocidos en todo el mundo.
Así pues, os invito a despedir el año 2014 brindando con un espumoso de la tierra, con el convencimiento de que el 2015 será mejor, no sólo porque mantengamos la esperanza sino porque todo indica que la economía crecerá más, se crearán más puestos de trabajo y la recuperación comenzará a notarse no sólo en la macroeconomía, sino en la economía doméstica, en los hogares y en los bolsillos de las familias castellano-manchegas y de las familias españolas.
Os deseo una ¡Feliz Navidad y Próspero Año 2015! Y que mantengáis la ilusión de abrir un jarro de Navidad cada uno de los meses del nuevo año.
Mª del Carmen Quintanilla Barba
Presidenta Nacional de AFAMMER