Como presidenta de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER), quiero expresar mi apoyo a los ganaderos y agricultores que este martes se dan cita en Toledo para pedir precios justos para los productos del sector primario, que aseguren la viabilidad de muchos de nuestros productores y con ellos el futuro de muchos de nuestros pueblos que hoy miran de reojo sin saber muy bien qué va a pasar con ellos.
Pero más allá de los precios y los desequilibrios entre lo que se les paga y el precio que pagamos los consumidores finales no solo hay una diferencia monetaria, sino también una gran brecha en la que se ultraja la dignidad de los que a diario salen al campo a trabajar, mujeres y hombres que no entienden de estaciones del año ni condiciones adversas, ni buscan excusas para no salir adelante.
Por esa cuestión de respeto, pero también de responsabilidad social, hoy mi calor está con ellos.
Bajo el lema ‘Agricultores y ganaderos hartos y al límite’, no solo está el hartazgo y la voz unida de nuestro sector primario, está también la posibilidad de futuro de nuestras próximas generaciones y de nuestros pueblos.
El futuro del campo nacional, y del manchego en particular, está en juego y con él nuestra economía que a lo largo de los últimos meses está volviendo al retroceso por los palos de ciego y los bandazos a los que nos condenan las políticas inestables. No debemos olvidar que nuestro sector primario representa el primer sector económico regional, con 140.000 explotaciones agrarias que hoy están en peligro.
El futuro de muchas familias rurales y de muchos de nuestros pueblos no puede tolerar más injusticias y no puede avanzar con esta desprotección.
Por ellas hoy debemos salir a la calle y decir con fuerza que con nuestro pan no se juega, que el medio rural es el sustento de nuestras despensas, aunque olvidemos que los alimentos diarios que están en nuestro plato vienen del campo. Si olvidamos esta obviedad estamos condenando a nuestra sociedad.
No se trata de hacer política ni de sacar ventajas contra nadie, se trata de proteger los derechos de gente honrada, gente humilde y gente que se sacrifica por sobrevivir de forma digna.
Carmen Quintanilla Barba
Presidenta nacional de AFAMMER