Estamos atravesando un período de profunda inestabilidad, transición y transformación. La inseguridad, la desigualdad y la intolerancia se están extendiendo. Todo ello está poniendo a prueba a las instituciones mundiales y nacionales. Cuando hay tanto en juego, las Naciones Unidas han de estar a la altura en todo el abanico de sus actividades: la paz, el desarrollo, los derechos humanos, el estado de derecho, el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes del mundo.
En muchos frentes se ha logrado un progreso importante. La pobreza extrema se ha reducido a la mitad desde el año 2000. Hay transiciones democráticas en marcha en numerosos países y vemos alentadores indicios de crecimiento económico por todo el mundo en desarrollo.
Ahora es el momento de alimentar nuestras ambiciones colectivas. Cuando se aproxima con rapidez el fin del plazo fijado para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que llegará en 2015, debemos intensificar nuestra labor para alcanzar todas esas metas esenciales para salvar vidas. Debemos preparar un programa de desarrollo para después de 2015 que sea audaz y práctico. Y debemos seguir combatiendo la intolerancia, salvando a las personas atrapadas en conflictos y estableciendo la paz duradera.
Las Naciones Unidas no son simplemente un lugar de reunión para los diplomáticos. Las Naciones Unidas son el personal de mantenimiento de la paz que desarma a los combatientes, los trabajadores de la salud que distribuyen medicamentos, los equipos de socorro que ayudan a los refugiados, los expertos en derechos humanos que contribuyen a que se haga justicia.
Para llevar a cabo esta misión de alcance mundial dependemos de innumerables amigos y seguidores. Las organizaciones no gubernamentales, los científicos, los eruditos, los filántropos, los líderes religiosos, los ejecutivos de las empresas y los ciudadanos interesados son vitales para que tengamos éxito. Ningún gobernante, país o institución puede hacerlo todo por sí solo, pero cada uno de nosotros, a su propia manera, puede hacer algo.
En este Día de las Naciones Unidas, reafirmemos nuestro compromiso individual y nuestra resolución colectiva de hacer realidad los ideales de la Carta de las Naciones Unidas y construir un mundo mejor para todos.