Desde mi infancia en un pequeño pueblo rural de España, he sido testigo de los cambios profundos que han transformado la vida de las mujeres a lo largo de los años.
Recuerdo a mi abuela, una mujer fuerte y trabajadora, que dedicaba su vida al hogar y al campo, sin apenas
reconocimiento. Su labor era esencial, pero sus oportunidades eran limitadas. Con el paso del tiempo, las mujeres de nuestro pueblo comenzaron a alzar la voz. En los años setenta y ochenta, el movimiento feminista llegó incluso a los rincones más apartados, y las mujeres empezaron a reclamar sus derechos. Fue un despertar lento pero imparable. Las primeras en acceder a la educación superior y a trabajos fuera del hogar fueron vistas como pioneras, abriendo caminos que antes parecían inalcanzables.
La llegada de la democracia trajo consigo leyes que protegían y promovían la igualdad de género. La Constitución de 1978 fue un hito, garantizando la igualdad de derechos para todos los ciudadanos. Sin embargo, en los pueblos rurales, el cambio fue más lento. Las tradiciones y costumbres arraigadas eran difíciles de modificar, y muchas mujeres seguían enfrentándose a
barreras culturales y sociales.
En las últimas décadas, hemos visto avances significativos. Las mujeres ahora participan activamente en la vida económica y social de nuestros pueblos. Han surgido cooperativas lideradas por mujeres, y muchas han encontrado en el emprendimiento una vía para desarrollar
su potencial.
La educación en igualdad de género se ha integrado en las escuelas, y las nuevas generaciones crecen con una visión más equitativa del mundo.
A pesar de estos logros, aún queda mucho por hacer. La brecha salarial persiste, y la representación femenina en ciertos sectores sigue siendo baja. La violencia de género, aunque visibilizada y combatida, sigue siendo una realidad dolorosa para muchas mujeres. Es necesario seguir trabajando para erradicar estas desigualdades y construir una sociedad más justa.
Mi testimonio es el de una mujer que ha visto cómo su pueblo ha cambiado y evolucionado. Hemos recorrido un largo camino, pero la lucha por la igualdad de género continúa. Con respeto a nuestras tradiciones y valores, seguimos avanzando hacia un futuro donde todas las mujeres puedan vivir con dignidad y oportunidades.
La historia de los pueblos rurales de España es una historia de resiliencia y esperanza, y estoy orgullosa de ser parte de ella.
Carmen Cervera de Gregorio
PRESIDENTA
AFAMMER ALMODÓVAR DEL CAMPO-VALLE DE ALCUDIA