Para cualquier asociación lo más importante es contar con un número significativo de voluntarios/as, que de forma, más o menos altruista, puedan contribuir al desarrollo de la misma para llevar a cabo las actividades que compongan el tipo de asociación a la que pertenecen.
Desde la Asociación Española Contra el Cáncer, asociación que presido desde hace más de 10 años, se puede constatar que el porcentaje de voluntarios/as que colabora con esta asociación es desproporcional en cuanto al número de hombres y de mujeres. La razón es muy sencilla, en la AECC el voluntariado aparecería asociado al mundo de los cuidados, por lo tanto, a ser visto como algo propio de las mujeres: el voluntariado está feminizado. Es cierto también que siempre se ha considerado que la mujer tenía más tiempo para dedicarse a labores sociales, ya que se ha incorporado al ámbito laboral más tarde. Eso le permitía tener una ocupación y sentirse “útil”. Pero aunque ahora la mujer desempeña cargos importantes en todo tipo de entidades, todavía el concepto de ayuda, voluntariado, está muy arraigado a la condición del género femenino. De hecho, cuando se hacen reuniones para captar voluntarios/as, desde una asociación de tipo social, el número de asistentes masculinos es, o suele ser irrelevante. Hay que esperar que poco a poco, todos y todas tomemos conciencia y esta forma de pensar empiece a cambiar. El voluntariado no tiene que tener género en las asociaciones de carácter social.
Todos somos importantes y todos podemos hacer una buena labor por las personas que lo necesitan.
Margarita Mesonero
AECC